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Control de entorno

Control de entorno

Cada vez se utiliza con más frecuencia la palabra domótica. Si buscamos su significado en el diccionario, encontraremos la siguiente definición: “El concepto de vivienda que integra todos los automatismos en materia de seguridad, gestión de la energía, comunicaciones, etc.”. Por otra parte, el término “tecnología de apoyo” abarca todo aquel conjunto de tecnologías orientadas a las personas con discapacidad para mejorar su autonomía y calidad de vida.

Los sistemas de control de entorno son una parte de la tecnología de apoyo y de la domótica, destinada a la mejora en el control de los elementos del entorno doméstico o laboral de las personas con discapacidad. Más allá de los conceptos de “casa del futuro” y “hogar inteligente” el control de entorno es un recurso que permite, mediante la aplicación de las tecnologías adecuadas, la mejora de la autonomía de las personas con discapacidad. Debe ser considerado como una herramienta de primera necesidad y no como un lujo inalcanzable, como en muchas ocasiones se suele malinterpretar.
 

Beneficios del control de entorno

Las nuevas tecnologías vienen mejorando la calidad de vida de todos, desde hace muchos años en ámbitos como el ocio, la comunicación, la medicina, el desarrollo industrial, etc.
 
Este desarrollo tecnológico puede ser considerado como una amenaza para las personas con discapacidad, en cuanto puede aumentar la distancia social entre las personas que pueden acceder a dicha tecnología y las que no. No obstante, debemos considerarla como una gran oportunidad para la mejora de su calidad de vida y el incremento de su grado de autonomía.
 
La tecnología de apoyo orientada a las personas con discapacidad debe cumplir, por lo tanto, una doble misión:
  • Permitir el acceso y control de los elementos tecnológicos estándar, como el teléfono, el ordenador, la iluminación, el televisor, etc. de forma alternativa, cómoda y segura.
  • Colaborar en la realización de tareas que la discapacidad no permite realizar a la persona de forma autónoma. En este sentido, podemos encontrar ayudas para la movilidad, la realización de transferencias, la higiene, la comunicación, etc.
El control de entorno permite a las personas con discapacidad, incluso a las gravemente afectadas, el control integral de los diferentes elementos de la vivienda, que precisan para su vida diaria (luces, cama, persianas, puertas, ventanas, interfono, cadena WC, electrodomésticos, grúa, teléfono, etc.), ya sea desde la cama, la silla de ruedas, etc. La correcta aplicación de la tecnología adecuada a cada persona aporta abundantes beneficios:
 
  • Aumenta la calidad de vida de la persona afectada.
  • Aumenta su grado de autonomía.
  • Mejora su respuesta ante situaciones imprevistas o de emergencia.
  • Facilita el desarrollo social y laboral de la persona afectada, mejorando sus posibilidades de comunicación y de realización de sus actividades de la vida cotidiana.
  • Mejora su autoestima, dado que comprueba que puede realizar un elevado número de tareas, sin requerir la ayuda de una segunda persona.
  • Incrementa el deseo de mejora en su proceso de rehabilitación, ya que ve compensados sus esfuerzos gracias a la tecnología, con la obtención de mejoras funcionales en su vida diaria.
  • Reduce la necesidad asistencial de la persona afectada, mejorando su calidad de vida y la de su entorno (familiares, cuidadores).
  • Reduce el coste asistencial cuando es necesaria la ayuda de una segunda persona, tanto en el entorno familiar como en el de una residencia.
Los centros de personas con parálisis cerebral deberían incorporar herramientas de control de entorno dentro de los recursos de apredizaje, debido a diversos motivos:
 
  • El aprendizaje del control de entorno es parte del currículo que una persona con discapacidad debe aprender. Los objetivos educativos orientados a personas con parálisis cerebral deben incluir aspectos comunes al currículo del resto, pero a su vez, elementos específicos que les permitan el máximo desarrollo personal a sus alumnos. Estos objetivos pueden incluir la enseñanza de sistemas de comunicación, de movilidad funcional o de control de entorno, entre otros.
  • La participación es un indicador de salud. Según la clasificación CIF de la Organización Mundial de la Salud, existen numerosos indicadores de salud relativos a la posibilidad de participación de las personas en actividades cotidianas. La forma en que se alcanza esta participación puede ser mejorando las capacidades del usuario o simplificando las exigencias del entorno. De esta forma, con el correcto uso de las tecnologías de control de entorno, conseguiremos mejorar la salud de los alumnos en la medida que puedan tener una participación más activa.
  • El control de entorno es una herramienta pedagógica para alcanzar otros objetivos. Al tratarse de elementos muy motivadores para los niños con discapacidad, los elementos de control de entorno permiten trabajar otras habilidades como la relación causa-efecto, la espera, la motricidad fina o gruesa, la lateralidad, el discernimiento de colores, el aprendizaje de números, letras, la adquisición de vocabulario, etc.
 
Estas actividades pueden ser acentuadas mediante el uso de elementos de control de entorno. Así, es posible controlar gran cantidad de los elementos habituales de una vivienda, como pueden ser:
 
  • Encender y apagar luces, subir y bajar persianas, abrir y cerrar puertas y ventanas.
  • Controlar equipos de aire acondicionado, electrodomésticos comunes (televisión, cadena de música, etc.) o juguetes.
  • Sistemas de comunicación como teléfono, interfono, sistemas de aviso o alarmas.
  • Otros elementos especiales como camas, grúas o incluso muebles de cocina.

Elementos de los sistemas de control de entorno

Los elementos que definen un sistema de control de entorno pueden agruparse en dos tipos. Por un lado, los dispositivos que permiten al usuario dar instrucciones para controlar el entorno, y por otro, los elementos que reciben esas instrucciones y realizan las acciones oportunas.
 
Entre los primeros, existen mandos de tipo directo, en los que las órdenes se efectúan pulsando directamente en un botón; secuenciales, en los que el mando propone una instrucción y el usuario confirma la misma utilizando por ejemplo un pulsador externo; y basados en ordenador, que permiten ambos modos de funcionamiento y además son más flexibles.
 
Entre los elementos que reciben las instrucciones tenemos de muy diversos tipos, como pueden ser, conmutadores de luz y enchufe (que permiten activar y desactivar cualquier electrodoméstico), actuadores para abrir puertas y ventanas, actuadores para subir y bajar persianas, para controlar una cama motorizada, alarmas, controlar grúas, etc.
 
En los centros que atienden a personas con parálisis cerebral, es posible instalar ambientes que simulen una parte de la vivienda para practicar y aprender el uso de estas herramientas, así como la automatización de elementos propios de la escuela como determinados accesos, la cocina, etc.

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