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La accesibilidad de las piscinas: un derecho para todas las personas

Todas las personas esperamos la llegada de la época estival planificando tiempo de ocio y descanso con familia y amigos. Muchas de estas actividades veraniegas incluyen el baño en una piscina pública o comunitaria. Aunque la normativa establece que todas las piscinas deben ser accesibles, lo habitual es que las personas con parálisis cerebral y grandes necesidades de apoyo se encuentren con barreras que impiden disfrutar del baño al igual que el resto de personas.

Los diseños tradicionales de piscinas no son accesibles o representan riesgos para gran parte de los usuarios. En concreto, estas son algunas medidas que garantizan la accesibilidad de una piscina:

  • Habilitar una rampa de acceso con pendiente suave y pasamanos a dos alturas en ambos lados de la rampa. Al final de la rampa ha de haber una zona plana de metro y medio de largo en la que la silla pueda maniobrar y girar, con una profundidad de agua que no supere los 75 centímetros.
  • Instalación de pavimento antideslizante.
  • Instalación de grúas para facilitar la entrada y la salida de las personas con poca movilidad. Deben instalarse en zonas donde la profundidad del agua no sea mayor a 120 centímetros.

Para que una piscina sea considerada accesible su entorno, es decir, los vestuarios, baños, zona de cambios, duchas y accesos; también ha de serlo. Es recomendable contar con sillas de ruedas para agua que puedan ser usadas para entrar en la piscina o para utilizar en las duchas.

La normativa no solo establece que las piscinas públicas han de ser accesibles, también se refiere a las comunitarias. Muchas veces los vecinos no quieren asumir el coste de una adaptación por coste de la misma al afectar a todo el entorno. Sin embargo, existen subvenciones a las que puede acudir la comunidad para cubrir parte de los costes.

Por otro lado, además de cumplir con la normativa y facilitar que otras personas disfruten de su derecho a utilizar un espacio común, adaptar en una comunidad una piscina tiene ventajas. En primer lugar, debemos tener en cuenta que todas las personas vamos a tener dificultades de movilidad en mayor o menor grado a lo largo de nuestras vidas. Desde esta perspectiva, la actuación para hacer accesible una piscina es una inversión que, además, revalorizará el conjunto de inmuebles ubicados en la urbanización.

El cumplimiento de la normativa vigente en materia de accesibilidad a las piscinas permite que todas las personas sin excepción, incluyendo a las personas con parálisis cerebral y otras discapacidades afines, puedan disfrutar de actividades inclusivas de ocio comunitario en las mismas condiciones que el resto de personas de la comunidad.

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