Las modificaciones que hagamos a los alimentos van a depender de las características y necesidades de cada persona.
Hay que contar con la opinión y los gustos de la propia persona con parálisis cerebral e involucrar también a la familia.
El proceso con el que masticamos y empujamos un alimento hacia el estómago se denomina deglución. La parálisis cerebral es una pluridiscapacidad de base física en la que el 80% de las personas tienen grandes necesidades de apoyo. Entre las necesidades de apoyo más habituales se encuentra la de la alimentación, ya que la deglución es una acción física que muchas personas con parálisis cerebral no pueden realizar en las mismas condiciones que el resto. La solución tradicional consiste en adaptar la dieta a purés, pero el resultado es una alimentación monótona en la que se pierde el sabor del plato y el placer de comer.
La calidad de vida de las personas con parálisis cerebral y problemas de deglución mejora mucho al introducir la dieta texturizada. Texturizar un alimento consiste en transformar su textura, viscosidad y consistencia para poder adecuarlo a las necesidades de las personas con dificultades de masticación o deglución. Se hace mediante una serie de procesos, procurando que el alimento no cubra sólo las necesidades nutricionales de la persona, sino que comerlo sea una acción placentera para ella.
Gracias a este tipo de alimentación, las personas con problemas de masticación y deglución vuelven a disfrutar de la comida de forma segura y a involucrarse en la vida social de su entorno, comiendo los mismos platos que los demás y pudiendo participar así de celebraciones y eventos sociales con familia y amistades.
Para el proceso de texturización son necesarios una serie de equipos, como una máquina cutter- emulsionadora que bate, pica, tritura y emulsiona los alimentos, o un abatidor de temperatura que gelifica los alimentos en tiempo reducido. Las entidades ASPACE también cuentan con carros calientes para conservar la temperatura de los alimentos una vez elaborados.
Qué texturizado me conviene
Las modificaciones que se hagan a los alimentos van a depender de las características y necesidades de cada persona, y serán pautadas por el equipo profesional de referencia en disfagia de la entidad. Los niveles de texturizados se miden desde el 0 al 9, donde el 0 sería texturizar únicamente el consomé; mientras que el 9 correspondería a un nivel de texturizado completo, para personas que no puedan masticar ni deglutir alimentos.
Podemos modificar el tamaño de las porciones de la comida, fraccionar alimentos, entregar porciones reducidas, pero con mayor aporte calórico y de nutrientes. También variar la consistencia o textura mediante espesantes, texturizados, túrmix, cremas o purés para transformar alimentos en una masa suave, homogénea y sin grumos, espinas, hebras o huesos que sea fácil de tragar.
La técnica del texturizado permite incrementar la densidad calórica de los alimentos de diversas formas: enriqueciendo los alimentos con otros alimentos, utilizando productos que complementan algún déficit como proteínas, aminoácidos o con la suplementación oral.
Introduciendo la dieta texturizada
Un equipo de logopedia debe realizar una valoración de la persona para definir qué tipo de alimentación necesita. En el proceso, deben considerar su opinión, conocer cuáles son sus gustos y preferencias en relación con los distintos alimentos, sabores o consistencias. También es importante involucrar a la familia, compartiendo experiencias, pautas y recetas para adaptar los alimentos en casa, con las herramientas de las que disponen.
Desde ASPACE Navarra, entidad pionera en la texturización de alimentos, consensuaron diferentes niveles de texturizados y los plasmaron en una tabla que incluimos en nuestra “Guía de alimentación”. Se puede consultar esta tabla en la página 84 del documento.
En la entidad el equipo de logopedia aportará al equipo de cocina, así como a las personas que se encargan de dar los alimentos (personal cuidador y monitores o monitoras de comedor), las pautas individualizadas para preparar los alimentos de cada persona. Se recomienda que todo el equipo profesional (con distintos perfiles: logopedia, fisioterapia, terapia ocupacional, etc…) participe directamente en el proceso de apoyo en la alimentación de las personas.
Los cambios que se producen en la nutrición, en particular cuando es necesario pasar a una dieta texturizada o enteral, requieren asimismo de un acompañamiento psicológico con el fin de proporcionar la mayor estabilidad emocional posible en dicho proceso a la persona y a su familia, y favorecer su aceptación y adaptación al cambio.
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